Muchas veces aquello que nos ha estado sometiendo a sufrimiento, dolor, daño físico o psicológico acaba por hacernos más fuertes. Tras una crisis como la pandemia por el coronavirus, muchas personas que lo han vivido de una manera especial por circunstancias específicas, precisarán ayuda profesional por trastorno por estrés postraumático, ansiedad, depresión o trastornos adaptativos.
Por otro lado, nos podemos encontrar con una realidad en la que afloran capacidades que nos permiten superar y salir reforzados tras el desastre.
Esta respuesta de superación es posible gracias al constructo resiliencia. Este concepto tiene su origen en la ingeniería concretamente en el análisis de resistencia de los materiales.
Indica la capacidad que tiene un material de resistir la deformación ante una energía determinada.
En psicología se emplea como forma de describir la capacidad que tiene una persona para asumir y sobreponerse ante situaciones vitales límite. Estas situaciones pueden ser en forma de pérdida, un cambio drástico en nuestra vida por problemas económicos graves, judiciales, muerte o enfermedad de un ser querido, etc. cualquier revés en nuestra vida que nos haga replantearnos de nuevo y comenzar otra etapa vital.
No es tanto el desastre como nuestra capacidad y estilo de afrontarlo para salir adelante con nuestros recursos. Esto es una respuesta adaptativa ante dicha situación y salir adelante. Dos factores clave serían la flexibilidad y la tolerancia ante la frustración.
En la crisis del coronavirus, hemos podido asistir a personas que han perdido a un familiar y no han podido siquiera despedirse, elaborar su duelo correctamente; también hemos asistido a personas que han perdido su empleo, su casa; otras parejas se han roto por la convivencia durante el confinamiento, en resumen, esta pandemia nos ha puesto a prueba.
¿Cómo puedo desarrollar esa resiliencia?
Hay estudios que demuestran que las personas resilientes cuentan con una red de apoyo sociofamiliar y afectiva importante, aunque hay otros factores que ayudan como nuestra propia capacidad para construir planes realistas y un proceso que permita alcanzarlos, tener una autoestima alta, automotivación y confianza en uno mismo.
A modo de guía ofrecemos 5 puntos que nos pueden entrenar para el desarrollo de la resiliencia.
1. Asumir y aceptar el cambio.
Lo primero es aceptar la nueva realidad. Habrá cosas que no podamos cambiar, eso es cierto, pero no debemos traernos en ello, al contrario, debemos centrarnos en aquello que sí podamos cambiar.
2. Cuidarnos.
En cuerpo y alma, eso nos permite una mejor respuesta para superar la adversidad, nos proporciona confianza, seguridad y nos anima a seguir adelante.
3. Buscar oportunidades.
Muchas personas que han experimentado situaciones difíciles, han demostrado un mayor aprecio a las l ente importantes y una mayor fortaleza personal, como si de una vacuna que les proporciona cierta inmunidad ante el desastre. Es en esta fase cuando podemos hacer de la necesidad virtud, ver un reto a superar esta adversidad. En China a la palabra crisis se la define como doble dimensión que incluye Riesgo y Oportunidad.
4. Cuidar las relaciones
Este es unos de los factores que tienen alguna personas y les sirve de ayuda a la hora de superar una crisis, Por ello es preciso, cuidar de nuestra red de apoyo social y participar proactivamente si es posible. Aunque esto es un viaje con billete de ida y vuelta así, apoyar a otros que nos necesitan también puede ser beneficioso.
5. Avanzar hacia nuestros objetivos.
En vez de empeñarnos en aquello que no podemos, debemos centrarnos en las cosas que podemos alcanzar y que nos sirven de puentes para seguir avanzando en otras metas más lejanas. Nos puede ser de utilidad, establecer objetivos realistas, concretos, alcanzables y medibles.
Fuente: www.apa.org
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La resiliencia nos enseña a ser perseverantes no debemos desmayar ante cualquier obstáculo siempre hay que llegar ala meta , siempre levantarse a pesar de los obstáculos que se nos presenta de manera positiva.
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