closeup of a statue of a dying man and death against blue sky

La pérdida de un ser querido

El duelo como proceso natural

¿Has perdido a un ser querido recientemente? ¿No sabes cómo decir a tus hijos lo que ha ocurrido? ¿Sientes que a pesar del tiempo transcurrido no logras superar el duelo?

El duelo es la manera en que los humanos expresan sus sentimientos ante la pérdida de un ser querido. Es un proceso natural. Nos pone a prueba ante la vida. También nos hace tomar conciencia sobre la muerte. En muchas ocasiones, se considera como una enfermedad. Sin embargo, debemos recordar que es un proceso natural. Hay que elaborarlo y no tratarlo con medicamentos.

La psicología puede ayudar, mediante la terapia ofreciendo algunas claves para desarrollar este proceso en armonía con nuestra vida. En algunos casos, cuando hay hijos pequeños y no sabemos qué decir, podemos sentirnos perdidos. Es difícil saber qué hacer y cómo expresar nuestros sentimientos ante la pérdida. Se pueden ofrecer pautas y guías para hacerlo de la forma más conveniente. Esto depende de la etapa y el desarrollo evolutivo del menor.  

El tiempo lo cura todo

No, el tiempo por sí mismo no lo cura todo. Tal vez aleja algunas cosas en la distancia temporal. Calma el dolor, que seguirá ahí latente. Además del tiempo, es necesario elaborar el duelo de la forma más natural. De lo contrario, los sentimientos se enquistan. Permanece retraídos y aparecen de nuevo a pesar del tiempo. Esto es lo que llamamos duelo patológico.

Amor y dolor

En el duelo podemos ver las dos caras como en una moneda. Una no existe sin la otra: el amor y el dolor. Sentimos amor hacia la persona que se nos ha ido. Experimentamos dolor por su pérdida. Muchas veces los familiares y amigos, de buena fe, tratan de aliviar nuestro duelo. Intentan solucionarlo de alguna manera. El duelo es dolor. Es la expresión que ayuda al proceso.

La muerte como algo inevitable.

Vivía   en   Bagdad   un   comerciante   llamado   Zaguir. Hombre culto y juicioso, tenía un joven sirviente, Ahmed, a quien apreciaba mucho. Un día, mientras Ahmed paseaba por el mercado de tenderete en tenderete, se encontró con la Muerte que le miraba con una mueca extraña. Asustado, echó a correr y no se detuvo hasta llegar a casa. Una vez allí le contó a su señor lo ocurrido y le pidió un caballo diciendo que se iría a Samarra, donde tenía unos parientes, para de ese modo escapar de la Muerte. Zaguir no tuvo inconveniente en prestarle el caballo más veloz de su cuadra y se despidió diciéndole que si forzaba un poco la montura podría llegar a Samarra esa misma noche.
Cuando Ahmed se hubo marchado, Zaguir se dirigió al mercado y al poco rato encontró a la muerte paseando por los bazares.
 «¿Por qué has asustado a mi sirviente?  -preguntó a la Muerte-.  Tarde o temprano te lo vas a llevar, déjalo tranquilo mientras tanto».
«No era mi intención asustarlo -se excusó ella-, pero no pude ocultar la sorpresa que me causó verlo aquí, pues esta noche tengo una cita con él en Samarra».
“La única forma de vencer a la muerte, se da a través del duelo y es ese penoso proceso de preocupación por la persona que ha fallecido, ese duro trabajo de aflicción, esa tarea de recordar y mantener la imagen del que se ha ido, de rever su propia vida y la propia relación con él, para poder superar la existencia de su pérdida.” Cadden, 1964 .
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Fases del duelo

 Hay varias propuestas sobre las fases o etapas del duelo. Sin embargo, lo importante es la manera en que cada persona las atraviesa. El proceso de duelo no se puede encuadrar como algo controlado. Tampoco puede forzarse a que sea de una manera determinada (Fundación Carolina Labra Riquelme, 2007).

FASE I. Impacto, negación, shock. Se inicia cuando nos enfrentamos a la noticia de la muerte.  Puede durar desde minutos, días y hasta 6 meses. Se caracteriza por incredulidad ante lo que ha sucedido, confusión, embotamiento   emocional, conducta   semiautomática.   El   doliente   se   desmorona en cuanto se da cuenta de la realidad.  Es un escape natural y temporal que amortigua el impacto inmediato y ayuda a asimilar la terrible realidad.  Aparecen pensamientos obsesivos (sólo se piensa en la pérdida).  Sentimientos de inseguridad, desesperación, búsqueda de la persona fallecida, desolación y llanto.

FASE II. Rabia y Culpa. Aparece   el   sentido   de   culpa. Una   gran   angustia   acompaña   al   fuerte   autorreproche. Un juicio severo surge contra sí, porque la persona considera que no hizo lo suficiente. Piensa que quizás pudo evitar esa muerte, pero no hizo nada. Aparece un desprecio y auto denigración. De forma esquemática sería así: Pérdida del ser querido. Intenso dolor. Culpa (angustia y rebaja del sentimiento de sí). Durante esta etapa, hay una notable desorganización emocional. Existe una constante sensación de estar al borde de una crisis nerviosa. Se siente que se podría perder la cordura. Aparece también la cólera y rabia, no entendemos porque se ha tenido que morir. La depresión conlleva un sentimiento de desolación y una disminución de la autoestima. Síntomas más recurrentes:  alteraciones del apetito, insomnio, miedo a enfermar, aislamiento social, etc.

FASE III. Desorganización del Mundo, Desesperación y Aislamiento. Puede durar hasta 2 años.  El doliente se siente sin fuerzas, débil e incapaz de afrontar nuevas situaciones y decisiones.  Se intensifica la pena y llanto.  Busca el aislamiento. Prefiere descansar y estar sola. Quiere tomarse su tiempo para vivir su duelo. Se resiste a darlo por acabado. El doliente debe abrirse a nuevas relaciones. Sin embargo, no le apetece y le cuesta hacerlo. Síntomas físicos como falta de apetito, trastornos del sueño, falta de energía, no interés sexual, …

FASE IV. Afirmación de la realidad y Recuperación. Se  va  abriendo  paso  la  esperanza.  Se toma conciencia de la pérdida, se acepta el vacío y se afronta la dura realidad. Sus características son la reconstrucción de la forma de ser. Se retoma el control de la propia vida. Hay abandono de roles anteriores. Se busca un significado. Es bueno tener la calidez, la ayuda y el afecto de los que le rodean. También es fundamental buscar otras relaciones, trabajos o hobbies que den un sentido a la vida. Así recupera su nivel normal de autoestima.

Tareas a realizar para elaborar el duelo.

Las tareas propuestas por Worden serían las siguientes: Aceptar la realidad de la pérdida. Según Worden, hay dos tipos de aceptación. La aceptación intelectual o la conciencia racional de que la persona ya no está, ha muerto. Y la aceptación emocional, que es aceptar vivir las emociones que este hecho genera. Si el doliente se obstina en negar el hecho, la tarea se prolongará. También se extenderá si niega lo que significa esta pérdida emocionalmente para él.

En la imagen anterior el artista Albert Gyorgy expresa su profundo dolor tras la pérdida de su esposa.

Trabajar las emociones y el dolor de la pérdida: La persona debe ser consciente primero de las emociones que surgen. Luego, debe darse permiso para sentirlas. Durante el proceso de duelo pueden surgir tanto emociones negativas como positivas. Las más comunes son la ira o el enfado. Esta rabia es mencionada por Bowlby en la segunda fase de su modelo.  Según Worden, hay emociones que son más difíciles de aceptar. El dolor y la tristeza, a veces, son complicados por condicionamientos sociales. Si el doliente no se permite sentir todas las emociones, entrará en negación. Intentará evitar pensamientos y recuerdos. Si esta tarea no se completa adecuadamente, puede que más adelante necesite terapia para resolver un duelo complicado.

Adaptarse a un medio en el que la persona está ausente: El deudo tiene que readaptar su vida cotidiana. La vida continúa en ausencia del ser querido. Deberá asumir roles que antes no tenía. También necesita desarrollar habilidades que desconocía poseer. Esto afectará al concepto que hasta ahora tenía de sí mismo. Todo su mundo externo e interno debe adquirir un nuevo sentido y éste será diferente para cada persona. Recolocar emocionalmente al fallecido y continuar viviendo. Esta sería la última tarea.

El duelo se acaba cuando se cumplen las cuatro tareas. No consiste en renunciar a la persona fallecida. Se trata de recordarla de una manera adaptativa, sin dolor. Aunque cierta tristeza es inevitable. Debemos encontrar maneras de recordar a los seres queridos que han fallecido llevándolos con nosotros, pero sin que ello nos impida seguir viviendo (Worden, 2004)

Cuando se pierde a un hijo/a. Algunas cosas que pueden ayudar

  • Realizar alguna actividad que le distraiga, focalizar la atención hacia esa actividad.
  • Seguir conectado con los otros, necesita su apoyo, sus abrazos y su silencio.
  • Cuando alguien intente consolarle y sólo consiga hacer más profundo su dolor, quizás no lo entienda. Sin embargo, lo hace de buena fe.
  • Aprender de los que han superado una pérdida.
  • Comunicarse con el niño/a fallecido a través de una carta, un poema o una conversación imaginaria.
  • Pruebe a sonreír de vez en cuando, tiene todo el derecho del mundo a hacerlo.
  • Los aniversarios y ciertas fechas serán duros. Planificar con libertad como quiere celebrarlos. Cuando sienta que la pérdida le ha quitado el sentido a su vida, recordar que eso es temporal y pasará.
  • Cuide su cuerpo, su alimentación y descanso, cuide su aspecto físico en general.

La pérdida de un ser querido no es algo que podamos modificar. Lo que sí podemos hacer es afrontarlo de la mejor manera.

El objetivo no es superar la pérdida sino resolver el duelo

Porque quizás sea más acertado hablar de afrontar la pérdida, más que superarla. Afrontar la pérdida es resolver el duelo de la forma más humana y natural. La terapia emocional para el tratamiento del duelo nos ayuda a manejar las emociones que emergen durante este proceso. Las más frecuentes son la ansiedad, la culpa, la rabia o la tristeza. Del mismo modo, observa nuestra conducta expresada. Nos aislamos. Nos enfadamos con el mundo. También nos descuidamos en otros aspectos, sociales, físicos y psicológicos.

Para facilitar y acompañar en estos procesos, realizamos un modelo de terapia cognitivo conductual. Utilizamos la ayuda de hipnosis como coadyuvante. Este modelo de terapia resulta eficaz en el tratamiento del duelo. Permite gestionar las emociones para adaptarnos de nuevo y recuperar nuestro rol.

Recuérdame

David Harkins

Puedes llorar porque se ha ido, o puedes
sonreír porque ha vivido.

Puedes cerrar los ojos
y rezar para que vuelva o puedes abrirlos y ver todo lo que ha
dejado;
tu corazón puede estar vacío
porque no lo puedes ver,
o puede estar lleno del amor
que compartisteis.

Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el
vacío y dar la espalda,
o puedes hacer lo que a ella le gustaría:
sonreír, abrir los ojos, amar y seguir.

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Referencias Bibliográficas

Arranz P, Barbero JJ, Barreto P, Bayes R. Intervención emocional en cuidados paliativos. Modelos y Protocolos. Barcelona: Ariel; 2003.

Kübler-Ross E, Kessler D. Sobre el duelo y el dolor. Barcelona: Luciérnaga; 2006.

Worden JW. El tratamiento del duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Barcelona: Paidós; 2000


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2 comentarios en “La pérdida de un ser querido”

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