Conócete a ti mismo
El paradigma, referido al ámbito psicológico, no es sólo el conjunto de teorías vigentes, sino todo el cuerpo doctrinal que se enmarca en él y todas las relaciones con la ciencia a la que se vincula. Si esto lo trasladamos a la dimensión personal, serían las creencias, los aprendizajes, las experiencias y las influencias recibidas por los otros significativos a lo largo de nuestra biografía. A diferencia con el paradigma de la ciencia, en la persona no hay ese acuerdo intersubjetivo de consenso para reforzar los avances. O dicho en román paladino; «Nadie escarmienta por cabeza ajena”.
Muchas veces estamos inmersos en un mundo que poco corresponde con la realidad, toda vez que la realidad de ese mundo no es sino el reflejo de lo que somos y no de lo que debería ser. Muchas veces las emociones, que no duran más de unos minutos, se estacan en forma de pensamientos, sentimientos y acaban formando parte de nuestras creencias que limitan nuestra vida.
Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos.
Hablemos de emociones
Si nos centramos en las emociones, por ejemplo: miedo, alegría, tristeza, asco, ira y sorpresa, todas están mediadas por una respuesta fisiológica. Entendemos que una emoción básica, no digamos ya las aprendidas como es el caso de la ansiedad o la vergüenza, son las que provocan una respuesta fisiológica, que acaban transformándose en una conducta. Pondré un ejemplo: Una paciente me dice que solo de pensar que tiene que salir de viaje el fin de semana, hace que esté inquieta y sin poder dormir desde dos días antes. Es una respuesta de ansiedad anticipatoria ante lo que ella considera una amenaza: Tiene miedo/ansiedad porque está convencida de que le va a ocurrir algo malo y va a estar lejos de su casa (lugar seguro). Entonces toma ansiolíticos que le ayudan a combatir los síntomas de la ansiedad y le permiten conciliar el sueño. Ese es su paradigma actual.
Suelo ver a muchos jóvenes que tienen un movimiento de pedal en sus pies (como las máquinas de coser de nuestras abuelas) cuando están hablando por teléfono, esperando en la sala de espera o mirando el móvil, es como si ese ir y venir de sus pies los acompañara como forma de relajación. Y así nos mantenemos en un paradigma que nos mantiene anclados, por no decir secuestrados ante la forma en que respondemos a las situaciones cotidianas que nos vamos encontrando a lo largo de nuestra vida. Las emociones son una respuesta de nuestro sistema nervioso, la expresión mediante nuestra conducta es una decisión nuestra. Por eso podemos sentir rabia o miedo y no expresarlo. Si somos capaces de modular nuestra respuesta de forma adaptativa, las emociones serán adaptativas. No se trata de reprimir ni contener las emociones sino de modularlas conociendo su valor y conociéndonos a nosotros mismos.
El salto al nuevo paradigma
Por eso propongo dar un salto y cambiar de paradigma, cuestionarnos nuestros pensamientos, nuestras creencias y someterlas a un examen para validarlas o renovarlas.
Tienes miedo porque huyes vs huyes porque tienes miedo
Las dos teorías de la emoción más estudiadas, son la teoría de James-Lange, que proponía que en primer lugar venían las reacciones fisiológicas y luego las emociones y, posteriormente, la de Cannon-Bard que superaba a la anterior, acercándose a lo que hoy en día se postula que es, más allá de la simultaneidad, una interdependencia entre la respuesta fisiológica y la percepción. Cannon y Bard creían que los estímulos externos procesados por el tálamo se dirigían hacia la corteza cerebral y hacia el hipotálamo. El hipotálamo, a su vez, envía información a los músculos, a los órganos del cuerpo y a la corteza. Según esta teoría, las respuestas emocionales y los sentimientos ocurren al mismo tiempo.
Es decir, que cuando pensamos, sentimos y cuando sentimos actuamos. Es como decir que alguien tiene miedo porque sale huyendo y no al revés. Lo has leído bien, tienes miedo o ansiedad porque tu conducta es la de una persona con miedo/ansiedad, estás feliz porque te muestras feliz, y así con todas las emociones. Por tanto, si nuestra percepción, nuestros pensamientos acerca de algo son negativos, vamos a sentir esa negatividad como malestar que se transforma y expresa en una respuesta fisiológica, que a su vez iremos alimentando como la bola de nieva que cae por la montaña, haciéndola cada vez más grande e imparable
Tu cerebro sabe leer tu cuerpo
Cambia al paradigma en el que tu cerebro aprende y se mimetiza con lo que haces. Prueba a cambiar de postura, levanta la cabeza, endereza la espalda, sal a la calle, percibe y toma el pulso a la vida, respira con plena conciencia y cuida tu cuerpo. Lo demás te vendrá dado. El cerebro sólo entiende el lenguaje de nuestro cuerpo. Y el cuerpo se ve reforzado por nuestro cerebro. El cambio de paradigma es comenzar por ahí. Lo dijo William James a principios del siglo XX. Ramón y Cajal solía decir que cada uno de nosotros puede ser escultor de su cerebro, si se lo propone.
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