La escucha atenta donde interviene todo el ser y no sólo los oídos es una conducta que va más allá de la comunicación en sí misma. Carl Rogers hablaba de Escucha Activa. Era una forma de hacer terapia sin indicar ni prescribir al paciente, en resumen sin dirigir su vida. Para ello el terapeuta debía ser congruente, empático y estar libre de prejuicios hacia la persona a la que ayuda. Y con estas tres cualidades exigibles al terapeuta añadía una herramienta poderosa de cambio en las personas por sí mismas, que era y es la Escucha Activa.
¿Y es que acaso no sabemos escuchar?
Escuchar lo hace cualquiera, pero hacerlo para que realmente sea eficaz es otra cosa, requiere una transformación porque la escucha activa no es sólo una herramienta terapéutica o una técnica, es una actitud. Es una disposición interior hacia la otra persona a la que atendemos. Porque al escuchar a la otra persona con nuestro ser estamos en conexión y es en esa conexión donde se produce el cambio. Escuchamos el contenido de lo que nos transmite y los sentimientos y vivencias que ello le producen. Al mismo tiempo estamos comprendiendo y devolviendo a nuestro interlocutor nuestro propio sentimiento. Es en esa reformulación cuando se pone de manifiesto la escucha activa, hacemos que nuestro interlocutor se sienta escuchado, comprendido y no juzgado.
Muchas veces, yo diría que todas las veces, cuando nos hablan para que escuchemos, lo de menos es lo que nosotros digamos, nuestro consejo u opinión es un elemento accesorio y a veces distorsionador frente al acto de la escucha activa.
Dejo para el final este texto de O’ Donnell.
«Cuando te pido que me escuches y tu empiezas a darme consejos, no has hecho lo que te he pedido. Cuando te pido que me escuches, y tú empiezas a decirme por qué no tendría que sentirme así, no respetas mis sentimientos. Cuando te pido que me escuches, y tú sientes el deber de hacer algo para resolver mi problema, no respondes a mis necesidades. ¡Escúchame! Todo lo que te pido es que me escuches, no que hables ni que hagas. Solo que me escuches. Aconsejar es fácil. Pero yo no soy un incapaz. Quizá esté desanimado o en dificultad, pero yo no soy un inútil. Cuando tú haces por mí lo que yo mismo podría hacer y no necesito, no haces más que contribuir a mi inseguridad. Pero cuando aceptas, simplemente, que lo que siento me pertenece, aunque sea irracional, entonces no tengo que intentar hacértelo entender, sino empezar a descubrir lo que hay dentro de mí».
(O’Donnell, R., La escucha, en Pangrazzi, A [ed], El mosaico de la misericordia, Sal Terrae, Santander, 1989, p. 43).
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Escuchar cuesta tan poco y te aporta tanto !!!!! Sentirse escuchado te llena ese vacío que sabes te falta !!!!! No se puede obligar a nadie a escuchar, por la misma razón que no puedes transmitir tus pensamientos y sentimientos más íntimos, si no te sientes escuchado !!!!!!! Acabo de poner nombre a uno de mis dilemas y la solución, Escucha Activa, y un gran descubrimiento en las palabras de O’DONNELL. Gracias por sentirme escuchada
Estaba buscando esta averiguacion hace mucho espacio en internet y no la encontraba.
Estoy de acuerdo con lo que indicas. Muchas gracias es un gran aportación. Saludos.
Muy buenas, yo cuándo voy al psiquiatra antes de qué me asiente me dice¿ cómo estás? Yo le empiezo a decir pués duemo un poco mejor y miro de … y de repente se levanta y me indica dentro de 3 meses nos vemos pida hora en la mesa de oficina .. él doctor ya está con la mano en el puño de la puerta t yo recogiendo mis pertenencias … algo no va bién …
Algo no va bien, ciertamente.