Cuando la convivencia familiar se hace insoportable

Cuando la convivencia familiar se hace insoportable

Escuchaba no hace mucho en un programa de radio a un conocido juez de menores que decía que cuando un adolescente convierte la casa en un infierno, debe denunciarse al juzgado o la guardia civil y que las autoridades actúen. Se trataba de jóvenes que tienen una conducta de oposición, desafío continuo a las figuras de autoridad, no cumplen las tareas y van deteriorando poco a poco la convivencia familiar.

Y visto así, podemos afirmar “en caliente” que la casa es un infierno, valga la redundancia.

En realidad, muchas veces, por no decir, la mayoría de las veces, llegar al extremo de denunciar al juzgado o la guardia civil, como decía su señoría, no hará más que acabar de romper la convivencia, y puede ser que ese no sea nuestro objetivo sino todo lo contrario, la mayoría de los padres persiguen recuperar precisamente la convivencia y cierta armonía en casa.

Cuando se produce un conflicto de tales características tendemos a centrar el foco en el adolescente, cuando debemos analizar todo el grupo familiar, las interacciones que en él se desarrollan y el contexto más amplio que lo sitúa, los factores predisponentes y los precipitantes o desencadenantes del conflicto. Si lo abordamos con amplitud en toda su extensión, el conflicto lejos de parecer mayor, lo que hacemos es acotarlo precisamente para poder trabajarlo mejor. Porque el conflicto suele tener su origen en la propia relación, en la interacción de los diferentes integrantes del núcleo familiar, por tanto, la responsabilidad es de todos, aunque las expresiones emocionales, se focalicen más en unos que en otros. Desde el sentimiento de fracaso por parte de los padres; “¿En qué hemos fallado?”, de claudicación; “Ya no puedo más, tiro la toalla”.

Cuando el conflicto parece superar a los padres y deja campo libre hacia el fracaso a los hijos debemos buscar soluciones y no culpables.

¡Vamos a las soluciones!

Hoy propongo utilizar herramientas de mediación familiar. En primer lugar, analizaremos las posiciones, lo que vemos y nos demandan en la parte visible.

Padre/Madre:

  • No hay manera de que vaya al instituto,
  • No hace nada en casa,
  • Se pasa todo el tiempo encerrado en su habitación,
  • Por el contrario, todo el día en la calle,
  • Nos miente, no sabe hablar, solo gritar,
  • Se lleva fatal con su hermana pequeña….

Hijo:

  • Cada vez que salgo me llama varias veces para preguntar dónde estoy
  • Me tienen agobiado con el instituto
  • No se fían de mí, en cambio de mi hermana están siempre hablando bien
  • Prefiero quedarme en mi habitación porque así “paso” un poco
  • No sé qué quiero estudiar porque no se me da bien estudiar
  • Ya hay algunos profesores que no me pueden ni ver

Estos son ejemplos sacados de una realidad que supera con creces a la ficción que pudiéramos exponer aquí. A veces las expectativas que los padres tienen respecto a sus hijos son un obstáculo y causa de frustración, del mismo modo que la percepción de que todo lo que hace el adolescente es fiscalizado lleva a un cierto grado de auto denegación y abandono de la responsabilidad.

Las herramientas de la mediación que vamos a utilizar aquí pretenden lograr una mejor relación entre las partes pasando por una comprensión del otro para poder transformar la comunicación en los aspectos formales y de fondo. Para ello el modelo de comunicación que empleamos fundamentalmente es el Circular-Narrativo.

Aquí lo importante es que mediante el trabajo de las narraciones de las partes se logre que cada uno modifique la percepción que tiene de “su realidad” que lo encapsula y enquista el conflicto. Nuestro trabajo consiste en devolver un discurso que, tras analizar los intereses, las necesidades, junto a las posiciones de desencuentro, vayan despejando el camino hacia la transformación de las relaciones, más que la imposición de normas o reglas, que sabemos de antemano no se van a cumplir.

Trabajar la empatía, la confianza, establecer límites, flexibilidad, en resumen, se trata pues, de mejorar la relación para que los contenidos (lo que se dice, se hace, se piensa) sean transformados por otros más adaptativos a la convivencia esperada.

Aspectos legales y psicosociales de este asunto. 

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12 comentarios en “Cuando la convivencia familiar se hace insoportable”

  1. Buenas noches, tengo una hija de 15 años que nos está haciendo la vida muy complicada. Siempre fue difícil, ahora es insoportable y tengo miedo de como pueda llegar a ser, porque todo podría ser aun peor. No se si pueden ayudarme o como pedir ayuda

    1. Buenas noches:

      En mi web suelo escribir articulos de carácter práctico también que pueden desarrollar. Por ejemplo Algunas notas para la Educación emocional en la familia. Si desean información pueden contactar con María del Mar que les podrá indicar según cada caso.

      Pueden llamarla al 677014600

      Muchas gracias por su interés.

  2. Escuche vuestra entrevista de radio y me gustaria como poder acceder a los talleres de espacio de encuentro y aprendizaje, gracias

    1. Hola Eva, si estás interesada en acudir presencialmente puedes apuntarte mediante correo a la dirección email admin@capitalemocionalcom
      Si quieres seguirlo por YouTube facilitanos un email O teléfono y te mandamos el enlace. Bienvenida.

  3. ¿Que opinan de un padre que todos los días está amargado y que solo te trata mal a ti y a tu madre verbalmente? – Hoy tuve un fuerte dolor menstrual que me duró 5 horas, y pues mi mamá me dijo que le escribiera a mi padre recordándole que medicina debía traer, le escribí eso y que tenía 5 horas con dolor (nunca le dije que se apurara ni nada), cuando el sale de su trabajo y llega: viene y me dice con cara de enojo y con voz alta y grosera : que no le enviara mensajes diciéndole que se salga de su trabajo, pero así tipo prepotente como queriendo decir: es más importante mi trabajo que tu salud, y pues de verdad ya me cansé de su actitud para nosotras, no quiero que me hable más en la vida, estoy harta de el, a veces solo quisiera morir para dejar de vivir en este infierno.

  4. Lydia Fernandez

    Tengo una hija que siempre fue rebelde siempre pero tras mi divorcio la convivencia se ha hecho imposible, al punto que me a llegado a pegar, insultar por mas psicología que acuda, es como si tuviera doble cara en casa es un demonio. Ya no va a clases me destroza mis cosas y de pronto un día se arrepiente y llora pero luego sigue sigue y sigue igual… ya no se que mas hacer.

    1. Supongo, no me dice la edad, que debe ser una adolescente de entre 14-17 años.

      Lo que le pueda decir por aquí probablemente lo habrá intentado sin éxito. Es importante lo de su arrepentimiento. Eso nos indica que se puede trabajar en sus emociones para modelar su conducta.

      Puede escribirme a esta dirección de correo electrónico dr.rsotillo@gmail.com o llamarme al 666105588 y le daré detalles.

      Saludos

  5. Hola, tengo una hija de 15 que es insoportable vivir con ella. Hemos acudido a un mediador familiar mi marido, ella y yo y al pero no ha servido. Nos ha robado dinero a nosotros y sus hermanas, ha abandonado los estudios, se mete en peleas, compra marihuana. Jamás se ha arrepentido de su actitud, al revés, la culpa siempre es de los demás. Es imposible hablar con ella más de dos frases porque siempre contesta mal le digas lo que le digas. Estamos tan mal…no sabemos que hacer

    1. Hola, Nieves. Lo cierto es que lo que narras sucede lamentablemente así. La convivencia familiar se hace insoportable y altera todo el sistema familiar. Es un proceso complejo que hay que tratar de encontrar su origen, pues muchas veces los adolescentes responden en función de sus experiencias tempranas de hostilidad y ven el mundo como algo de lo que defenderse, encerrándose y maltratando a quienes están cerca. Hay que tomarlo como una carrera de maratón, yendo paso a paso y tratando de ir obteniendo respuestas de conducta deseables y adaptativas. Hay que ir acotando ciertos límites, facilitando la comunicación, y cuando digo esto, no quisiera caer en palabras gastadas. Ese comportamiento oposicionista, desafiante e incluso antisocial, siempre hay y debe haber lugar a establecer reglas para encauzarlo, no habrá varitas ni recetas mágicas, lo que hay es constancia y un proceso estudiado paso a paso para recuperar la convivencia.

      Te diría que no desesperes, aunque soy consciente de que estarás agotada. Cualquier cosa puedes comentarme al email dr.rsotillo@gmail.com

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