La nueva normalidad nos evocaba hace un año, cuando comenzamos a hablar de ello, una especie de tierra prometida, de una sociedad que ha sufrido una guerra con un único enemigo a derrotar, y lo estamos consiguiendo gracias a las vacunas, a las medidas de prevención y a nuestra determinación por conocer más y mejor cómo combatirlo en las diferentes fases. Ahora llega la pospandemia, donde tras el dolor insuperable de las pérdidas, los daños, nos toca salir adelante y centrarnos en el presente, en este nuevo escenario social donde no, no nos hicimos mejores, no nos hicimos más fuertes, al contrario, en muchas ocasiones nos hemos vuelto más vulnerables, ha aumentado el número de personas con trastornos de ansiedad, depresión, estrés postraumático…
Pero aquí seguimos para seguir adelante, para aprender de la experiencia y transformarla en conocimiento. Mucha información nos ha estado bombardeando sobre el virus, la forma de transmisión, su origen, y ahora sobre las vacunas, etc. Mucha información, que si no es interpretada con una base sólida de conocimiento no tiene mucho sentido. Sería como aprender a montar en bicicleta siguiendo las instrucciones de un folleto. Hay que transformar la información en conocimiento y este en experiencia.
Por eso podemos experimentar un crecimiento tras haber sometidos a sufrimiento, dolor, daño físico o psicológico. Tras una crisis como la pandemia por el coronavirus, muchas personas que lo han vivido de una manera especial por circunstancias específicas, precisarán ayuda profesional por trastorno por estrés postraumático, ansiedad, depresión o trastornos adaptativos.
Por otro lado, nos podemos encontrar con una realidad en la que afloran capacidades que nos permiten superar y salir reforzados tras el desastre. Esta respuesta de superación es posible gracias al constructo resiliencia. Este concepto tiene su origen en la ingeniería concretamente en el análisis de resistencia de los materiales. Indica la capacidad que tiene un material de resistir la deformación ante una energía determinada.
En psicología se emplea como forma de describir la capacidad que tiene una persona para asumir y sobreponerse ante situaciones vitales límite. Estas situaciones pueden ser en forma de pérdida, un cambio drástico en nuestra vida por problemas económicos graves, judiciales, muerte o enfermedad de un ser querido, etc. cualquier revés en nuestra vida que nos haga replantearnos de nuevo y comenzar otra etapa vital.
No es tanto el desastre como nuestra capacidad y estilo de afrontarlo para salir adelante con nuestros recursos. Esto es una respuesta adaptativa ante dicha situación y salir adelante. Dos factores clave serían la flexibilidad y la tolerancia ante la frustración.
En la crisis del coronavirus, hemos podido asistir a personas que han perdido a un familiar y no han podido siquiera despedirse, elaborar su duelo correctamente; también hemos asistido a personas que han perdido su empleo, su casa; otras parejas se han roto por la convivencia durante el confinamiento, en resumen, esta pandemia nos ha puesto a prueba.
Y ¿cómo puedo desarrollar esa resiliencia?
Hay estudios que demuestran que las personas resilientes cuentan con una red de apoyo sociofamiliar y afectiva importante, aunque hay otros factores que ayudan como nuestra propia capacidad para construir planes realistas y un proceso que permita alcanzarlos, tener una autoestima alta, automotivación y confianza en uno mismo.
Voy a tratar de resumir los cinco puntos de un post anterior en tres dimensiones para lograrlo.
- Asumir y aceptar el cambio.
Lo primero es aceptar la nueva realidad, el nuevo escenario en el que estamos, el aquí y el ahora. Habrá cosas que no podamos cambiar, eso es cierto, pero no debemos centrarnos en ello, al contrario, debemos centrarnos en aquello que sí podamos cambiar.
- Buscar oportunidades.
Muchas personas que han experimentado situaciones difíciles, han demostrado un mayor aprecio a las realmente importantes y una mayor fortaleza personal, como si de una vacuna que les proporciona cierta inmunidad ante el desastre. Es en esta fase cuando podemos hacer de la necesidad virtud, ver un reto a superar esta adversidad. En China a la palabra crisis se la define como doble dimensión que incluye Riesgo y Oportunidad.
- Avanzar hacia nuestros objetivos.
En vez de empeñarnos en aquello que no podemos, debemos centrarnos en las cosas que podemos alcanzar y que nos sirven de puentes para seguir avanzando en otras metas más lejanas. Nos puede ser de utilidad, establecer objetivos realistas, concretos, alcanzables y medibles.
Tan importante como haberte vacunado contra el coronavirus, lo es “vacunarte” contra la desidia, el fatalismo o la claudicación.
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