Separaciones y divorcio tras el verano

Es una noticia recurrente, que tras las vacaciones de verano aumentan los divorcios

Para que se produzca una ruptura sentimental deben coincidir unos factores predisponentes: Mala relación todo el año, comunicación pobre en la pareja, rutina, problemas con los hijos, etc. Y unos factores precipitantes. Aquí es dónde el verano hace visible esos factores y empujan a la pareja a la separación. En esta entrada analizaremos las causas.

La crisis se arrastra desde hace tiempo y se hace más evidente al convivir más tiempo juntos.
Falta de comunicación y entendimiento entre la pareja, que se hace evidente en verano por lo anterior.
Altas expectativas en las vacaciones que no se cumplen. Idealizamos las vacaciones como liberación, cuando en realidad se puede percibir como una condena a estar con tu pareja.
Una crisis personal de uno de los dos miembros que afecta a la relación.

Separaciones en verano ¿mito o realidad?

Llega el verano y tenemos previsto llegar a un lugar idílico donde descansar con la familia, disponer de tiempo libre para hacer lo que no hemos podido hacer durante el resto del año. Cuando llegamos nos encontramos, a veces, con una realidad distinta, en un espacio donde nos traemos los problemas de todo el año, el tiempo que disponemos se nos pone en contra en la relación y acaba generando una ruptura en la pareja.

¿Cómo evitar que esto suceda?

Una vez que conocemos los factores predisponentes, debemos trabajar sobre ellos. Si mejoramos la comunicación en la pareja durante los doce meses del año, habremos eliminado o reducido un factor de riesgo.

Otro aspecto a trabajar es la relación con los hijos y resto de familia extensa, para que con vistas al verano no se nos agolpen todos los elementos negativos que una mala gestión de conflictos hagan zozobrar a la pareja.

Disponer de un espacio propio incluso en verano o quizás, especialmente en verano, para que los roces, el estrés de la convivencia en un lugar diferente, a veces en un entorno distinto y con menos comodidades que en el domicilio habitual propicie la idealización de una vida en solitario o planificar las próximas vacaciones en solitario.

Por último, las relaciones sociales, las excursiones, visitas y actividades en común deben entenderse como un elemento que una a la pareja en esas experiencias, y si no es así, mejor disfrutar del tiempo libre sin más. La idealización nos lleva a la frustración muchas veces al no verse satisfechas nuestras expectativas. Hay que tener en cuenta que los problemas cotidianos, los asuntos que rondan nuestra cabeza nos acompañarán en verano. Saber buscarles un lugar y recolocarlos nos permitirá disfrutar de una vacaciones en familia como merecemos.