abandoned factory building

La teoría de las ventanas rotas

Por qué es tan importante cuidar nuestro aspecto, tanto como nuestra salud

Un día se nos rompe el retrovisor del coche, lo dejamos hasta que tengamos tiempo de repararlo y cuando nos damos cuenta, le han roto una ventanilla, le han quitado las ruedas y acaba en el desguace. Debemos estar atentos a ir reparando aquello que se nos estropea, porque de lo contrario acabamos por perderlo. Así, nuestra imagen, el autocuidado y los amigos hay que mantenerlos con el cariño y la frecuencia que precisan.

La teoría de las ventanas rotas o de los cristales rotos tiene su origen en un estudio que el profesor Philip Zimbardo llevó a cabo en 1969. Posteriormente se popularizó en los ´90 por el jefe de la policía local de New York y su alcalde Giuliani Fue un experimento de psicología social en la Universidad de Stanford (EE. UU.) que demostró cómo el contexto social influye en el comportamiento humano. Los resultados del trabajo fueron sorprendentes, ya que se evidenció que las condiciones sociales pueden influir en el comportamiento humano y cómo la falta de recursos puede llevar a comportamientos destructivos.

En el experimento, un coche abandonado en una zona pobre y conflictiva del Bronx fue vandalizado y desvalijado en tan solo 10 minutos, mientras que otro coche similar abandonado en una zona rica y tranquila de Palo Alto permaneció intacto durante una semana. Este estudio es un recordatorio importante de cómo el entorno en el que vivimos puede afectar nuestra conducta y cómo es importante mantener los espacios públicos y las propiedades para el mantenimiento de un orden social. Lo mismo se puede aplicar al autocuidado, a la higiene, a nuestro hogar y a nuestra salud. En definitiva, a nuestra vida.

Un cristal roto, que no reparamos, un retrovisor o una llanta en un coche abandonado puede ser el comienzo de una serie de eventos que pueden llevar a una sensación de abandono y deterioro de una propiedad. La falta de atención a los detalles y el incumplimiento de las normas de convivencia pueden dar lugar a un aumento de la delincuencia y la violencia. La teoría de las ventanas rotas sugiere que el comportamiento antisocial y el crimen son más comunes en áreas donde se tolera la negligencia, la suciedad y el desorden. Si se ignora una pequeña infracción, como estacionar en un lugar prohibido, esto puede llevar a infracciones más graves y, en última instancia, a delitos más serios. Por lo tanto, es importante mantener un entorno limpio y ordenado, y sancionar cualquier infracción, por pequeña que sea, para evitar el deterioro de la comunidad y fomentar el respeto por las normas de convivencia.

Los espacios públicos, como los parques, pueden ser un lugar de encuentro para la comunidad, pero si están en mal estado y la mayoría de las personas los evitan por temor a la delincuencia, se convierten en lugares desolados y peligrosos. La teoría de las ventanas rotas, aplicada por primera vez en los años 80 en el metro de Nueva York, demostró que abordar pequeñas transgresiones como el graffiti, la suciedad y la ebriedad en público, puede mejorar significativamente la seguridad en estos espacios. Esa idea la podemos aplicar a nuestra imagen, a nuestro cuidado relacionado con la salud y al mantenimiento de las relaciones sociales. Podemos añadir al concepto de salud biopsicosocial, el del entorno.


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