Introducción
En este capítulo vamos a recoger de forma sintética aquellas disfunciones sexuales en el hombre, los síntomas, causas y orientación al tratamiento. Nos basaremos en los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V).
Relacionadas con la eyaculación:
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- Eyaculación retardada
- Eyaculación prematura
Trastorno eréctil
Trastorno del deseo sexual hipoactivo en el varón
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Eyaculación retardada.
La característica distintiva de la eyaculación retardada es el retraso marcado o la incapacidad para alcanzar la eyaculación. El varón refiere dificultad o incapacidad para eyacular a pesar de la presencia de estimulación sexual adecuada y de deseo de eyacular. La dificultad suele aparecer durante la actividad sexual con una pareja. En la mayoría de los casos, el diagnóstico se hará en base a lo referido por el propio individuo. La definición de «retardo» no tiene límites precisos, puesto que no hay consenso acerca de qué constituye un tiempo razonable para alcanzar el orgasmo o qué supone un retardo inaceptable para la mayoría de los varones y sus parejas sexuales. Algunos varones pueden referir que evitan la actividad sexual debido a un patrón repetido de dificultades para eyacular. Algunas parejas sexuales pueden referir sentirse menos atractivas sexualmente porque su pareja no eyacula con facilidad.
Eyaculación prematura (precoz).
La eyaculación prematura (precoz) se manifiesta por la eyaculación que tiene lugar antes de tiempo después de la penetración vaginal y se concreta con el tiempo de latencia eyaculatoria, es decir, el tiempo que transcurre antes de la eyaculación tras la penetración vaginal estimado para un individuo. Las latencias eyaculatorias intravaginales estimadas y medidas están estrechamente. Un tiempo de latencia eyaculatoria intravaginal de 60 segundos es un punto de corte adecuado para diagnosticar la eyaculación prematura (precoz) de por vida en los varones heterosexuales. Pudiendo darse tiempos de latencia inferiores a 15 segundos o incluso antes de la penetración en los casos más graves.
Trastorno eréctil.
La característica esencial del trastorno eréctil es el fracaso repetido para conseguir o mantener las erecciones durante la actividad sexual en pareja. Se requiere una historia sexual detallada para confirmar que el problema ha estado presente durante un período de tiempo significativo (es decir, unos 6 meses) y que sucede en la mayoría de las ocasiones de actividad sexual (es decir, al menos el 75 % de las veces). Los síntomas pueden aparecer sólo en situaciones concretas que implican determinados tipos de estimulación o de pareja, o pueden ocurrir de manera generalizada en todo tipo de situaciones, estimulaciones o parejas.
¿Sabías que el tabaquismo puede causar disfunción eréctil?
Alcohol, tabaco y sedentarismo, son tres factores que pueden causar una disfunción eréctil
Trastorno de deseo sexual hipoactivo en el varón.
Al evaluar un trastorno de deseo sexual hipoactivo en el varón, debe tenerse en cuenta el contexto interpersonal. Una «discrepancia en el deseo»’, en la que el hombre tenga menor deseo de mantener actividad sexual que su pareja, no es suficiente para diagnosticar un trastorno de deseo sexual hipoactivo en el varón. Se requiere tanto un deseo de actividad sexual escaso/ausente como unos pensamientos o fantasías sexuales deficientes/ausentes para diagnosticar este trastorno. Puede haber variaciones en la forma de expresar el deseo sexual entre los distintos hombres. La falta de deseo sexual y los pensamientos o fantasías eróticas deficientes/ausentes deben ser persistentes o recurrentes, y deben durar como mínimo unos 6 meses. La inclusión de este criterio de duración pretende evitar que se haga el diagnóstico en aquellos casos en los que el deseo sexual disminuido de un hombre constituya una respuesta adaptativa a situaciones vitales adversas (p. ej., preocupación por un embarazo de la pareja cuando el hombre se está planteando terminar la relación).
Técnica del Placereado.
Una técnica muy utilizada para mejorar la conexión con la pareja es la del Placereado, de modo que se amplía la relación sexual a una dimensión mucho más amplia que la penetración. Lo que reporta a la pareja una experiencia diferente para mejorar la relación y la calidad de las relaciones sexuales. Además de servir como estrategia terapéutica en muchas disfunciones sexuales, se puede transformar en un ejercicio para parejas sexualmente sanas que llegan a un punto de anestesia en sus relaciones. Las principales indicaciones son los trastornos de interés/excitación sexual femenino, el deseo sexual hipoactivo masculino, el trastorno eréctil y los trastornos orgásmicos.
Esta estrategia es una variante de la técnica que propusieron el ginecólogo William Masters y la sexóloga Virginia Johnson en la década de los sesenta y setenta a la que llamaron focalización sensorial.
Existen tres niveles de placereado. En el trastorno eréctil no debe avanzar hasta el tercer nivel hasta haber solucionado el problema de erección con los niveles 1 y 2.
Nivel 1. Consiste en estimular a la pareja sin incluir genitales ni senos, en ninguno ni en uno mismo.
Entre los objetivos de esta técnica destacamos, además de la desgenitalización en las relaciones sexuales, el desarrollo de un sentimiento egoísta sano en la relación sexual, si tu pareja se excita, puede darte más, si tú te excitas puedes darle más. Nadie da lo que no tiene. Otro aspecto es la experiencia del placer de dar y recibir sin culpa sin un fin alternando el rol activo con el pasivo. Hacer que todo el cuerpo, la piel y no sólo las zonas que consideramos “erógenas” entren en este juego de placer, hacer el acto sexual desde una experiencia de relajación con la finalidad en el placer vs improvisación con la finalidad única de penetración. Poder expresar sentimientos propios, guiar y orientar a la pareja para que sus caricias sean satisfactorias, disponer de una mente erótica, dejarse llevar por el sentimiento cómplice del placer, libre de prejuicios inhibidores.
¿Cómo hacer el Placereado en este nivel?
Paso previo. Mejor planificar que improvisar el día en el que haremos el ejercicio, no hay un mínimo de veces a realizar, lo aconsejado dos o tres veces por semana para que la técnica funcione. Es necesario un compromiso con este ejercicio evitando el coito hasta indicación por el terapeuta. Buscaremos un lugar adecuado que reúna ciertas preferencias como: intimidad, temperatura adecuada, comodidad (la cama es ideal para hacer el ejercicio), o preferencias ambientales (música relajante, luz tenue, velas, etc.). Teléfono en modo silencio, descansados con tiempo y dedicados a realizar el ejercicio plenamente.
Comienza el ejercicio.
Uno de los miembros de la pareja se tiende desnudo boca abajo y con los ojos cerrados, abandonando su cuerpo a los sentidos. La pareja, también desnuda, en una postura cómoda comienza a acariciarlo suavemente desde la cabeza hasta los pies sin olvidar ninguna parte corporal. Se trata de caricias a través de las manos, por lo que la estimulación debe ser relajada y placentera.
Cuando el que está acariciando llega a los pies, el que está tendido se da la vuelta y se repite el ejercicio por delante como antes, exceptuándose genitales y senos, tras esta experiencia de unos 15 minutos (mitad bocabajo y mitad bocarriba) se abren los ojos, el que estaba tumbado se incorpora y se dedican un tiempo para comentar cómo se han sentido, la calidad de las caricias, los afectos, etc. Después, se cambian los roles, el que ha recibido las caricias ahora las realiza y viceversa y se repite el ejercicio tal como se ha descrito en los puntos anteriores.
Finalmente, la pareja decide qué será lo siguiente, si alguno de ellos está muy excitado y quiere llegar al orgasmo puede pedirle a su pareja que lo masturbe o masturbarse mutuamente. En este nivel se debe evitar el coito. Si uno de los dos no está excitado y no le apetece masturbar a su pareja debe expresar su negativa, lo que ayuda a la pareja a saber decir no y a saber aceptar los deseos de la otra parte, sin vivirlo como un rechazo, sin enfados.
Se deben anotar las incidencias, la experiencia. Debe evitarse hablar durante el ejercicio salvo para indicar al otro algún problema (dolor, incomodidad, etc.).
Placereado nivel 2
Es como en el nivel 1 pero en este nivel se incluyen los genitales y senos como zonas de caricias y estimulación. Así se profundiza y desarrolla lo alcanzado en el nivel 1, se integran los genitales, aunque no deben monopolizar las caricias, solo como una parte más que no se excluye.
Durante el ejercicio, como en el nivel anterior, uno de los dos se coloca bocabajo y recibe las caricias incluyendo todo el cuerpo, sin detenerse en genitales ni senos del otro. También se emplean para las caricias no solo las manos de quien tiene el rol activo sino el cabello, los labios, la lengua, etc.
Al final del ejercicio se deben expresar los sentimientos de ternura, cariño, afecto.
Como en el nivel anterior si alguno de los dos se encuentra muy excitado se pueden masturbar conjuntamente o por separado, respetando el deseo del otro. No se puede realizar el coito ni vaginal ni anal.
Placereado nivel 3
En este nivel se incluye la posibilidad de tener un coito al final de la técnica. De este modo se logran otros objetivos añadidos que elimina la ansiedad ante la idea de una penetración, por ejemplo. La pareja verbaliza sus preferencias y llegan a un acuerdo acerca de las prácticas sexuales que quieren realizar, por último, son capaces de mantener un contacto sexual sin que el único fin sea el coito.
Es como en niveles anteriores, ojos cerrados, caricias todo el cuerpo, mente en clave erótica. Roles activo y pasivo y dedicación al placer propio y del otro. Una vez realizada la técnica (15 minutos) si ambos están excitados se puede realizar el coito con la postura en que la mujer se sitúa encima. Esta es la postura idónea que deja más libertad de movimientos a ella, mientras el otro permanece tumbado bocarriba, quieto. Esta posición es la denominada “coito no exigente”.
Es la mujer quien toma con su mano el pene de su pareja y lo va introduciendo en su vagina decidiendo el modo y los movimientos para obtener su satisfacción. Primero se lo acerca a la vulva sin introducirlo, juega con el pene mientras mantiene los ojos cerrados en clave erótica. Si no hay signos de ansiedad, dolor y la excitación facilita la lubricación puede introducir el pene en su vagina poco a poco, visualizando esa penetración en su mente. Se va moviendo despacio con movimientos que le faciliten la excitación. Cuando va aumentando el placer y la excitación con los movimientos, su pareja la podrá acariciar con las manos todas las partes del cuerpo. En algunos casos es necesario complementar estos movimientos con caricias en el clítoris simultáneamente. Todo este ejercicio se debe experimentar en clave erótica.
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