Miedos, desconfianza y negacionismo ante las vacunas

Recientemente la Agencia Europea del Medicamento se ha pronunciado al respecto de “posibles vínculos” entre la vacuna de AstraZeneca y trombosis observadas durante los días posteriores a la vacunación. Este titular podría ser suficiente para que nadie en sus cabales quiera que le administren dicha vacuna, corriendo así el riesgo de infección por Covid-19.

¿Qué hay de verdad en todo esto?

Podemos decir que todo es verdad y todo es mentira, depende de la forma de contarlo. Es verdad que hay posibles vínculos entre la vacuna y la aparición de enfermedad trombótica, eso sí, 84 casos de trombos notificados de 16 países de la unión europea con 33 millones de personas vacunadas, afectando, sobre todo, a mujeres menores de 60 años. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) dicen que los beneficios de la vacuna superan cualquier riesgo. Dicho así parece que la probabilidad de contagiarse de Covid-19 frente a la trombosis tras la vacunación sea ligeramente mayor o haya un cierto margen de confianza al respecto.

Y no, la probabilidad de contraer una enfermedad provocada por la vacunación es una gota de agua frente al océano que supondría el contagio por Covid-19. Mucho menos riesgo del que advierten los prospectos del paracetamol, metamizol, ibuprofeno… y no digamos la heparina y un sinfín de fármacos que se consumen a diario, muchas veces sin prescripción médica.

Entonces, ¿Por qué tenemos miedo a vacunarnos?

El miedo es una emoción primaria y como tal no atiende a razones, es –irracional– y se alimenta de la evaluación que hacemos sobre las cosas, en este caso sobre la información que obtenemos, nos llega de los diferentes medios de comunicación, amigos, familiares, etc. Y aquí interviene un fenómeno que se denomina “Sesgo cognitivo” según el cual aceptamos por válida cualquier información con una carga negativa (por si acaso, y si me tocara a mí…) es una forma de convertir en probable, muy probable lo que, siendo improbable, es posible.

Es una forma de transformarnos en irracionales frente a una situación que nos afecta, nos produce un temor porque no podemos controlar y a esto se le suma la forma en que se nos presenta la información, donde el titular trata de impactar sobre los lectores, oyentes o televidentes.

Del miedo a la inhibición de la conducta

Como consecuencia de lo anterior, la respuesta lógica es la inhibición o el rechazo, y es eso lo que se está produciendo a pesar del esfuerzo de las autoridades en mandar mensajes de tranquilidad sobre este asunto. El esquema sería el siguiente:

Titular sobre un caso o varios casos de trombosis asociados a la vacunación.

Vacuna ha producido trombosis –> Pienso que me puede pasar a mí — >Ese pensamiento se va transformando en sentimiento, emoción negativa y se torna irracional, dando por hecho de una alta probabilidad de que ocurra el suceso –> Respuesta de Rechazo, Evitación o Inhibición.

 

Pensar –>Sentir–> Actuar.  Es el mismo esquema que cuando hemos lavado el coche y al día siguiente ha llovido. Nuestro primer pensamiento es “Siempre que lavo el coche, llueve”.

¿Habrá algo más irracional? En realidad, el esquema lógico de pensamiento debería ser “Cada vez que lavo el coche y llueve posteriormente estropeando el lavado, me fastidia” Pero nuestro esquema lo transforma en algo vinculado al 100% o al menos a un alto porcentaje, porque nos afecta. Pues imaginemos, si en vez de afectarnos, nos atemorizara.

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1 comentario en “Miedos, desconfianza y negacionismo ante las vacunas”

  1. MC Muñoz del Pozo

    Muchas gracias por tomarte tiempo para informarnos con rigor y, sobre todo, con tanta claridad. Con lógica.
    Un abrazo y gracias!!!

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